De la cabina de audio al escenario por un solo cable

De la cabina de audio al escenario por un solo cable

Un cable de 30 metros de longitud, 25 kilogramos de peso y 24 canales disponibles fue sustituido por cable de hasta 90 metros con canales ilimitados.

Buen día queridos lectores, muchas gracias por dedicar unos minutos para leer la columna de café y tecnología de esta semana.

Pues ya en el mes de diciembre, prácticamente a un poco más de 20 días para que termine el año, por la mañana me preguntaba, ¿cómo voy en porcentaje de cumplimiento a las metas que me fijé en 2018?, el fin de semana será lo que haré, revisar mi “accountability”, la traducción al español que he escuchado que más se acera a la su traducción es el “compromiso de la responsabilidad en medida”.

El fin de semana pasado festejamos a nuestra amiga Alejandra Ch., que por cierto en el festejo me encontré a un colega y amigo de la industria, Octavio Rgz como ingeniero de audio del grupo que tocó y a quien me dio mucho gusto saludar.

Platicando con Edgar S, quien estaba a cargo del audio en ese momento, comentamos acerca de la facilidad de control en los sistemas de audio, recuerdo que hace 10 años, se utilizaba un cable que dentro de él traía varios cables que conformaban varios canales, conocida en la industria del audio como “SNAKE”; por ejemplo, si en el escenario había 24 fuentes entre micrófonos, instrumentos, amplificadores, etc, se requería de un snake de 24 canales, generalmente se encontraban en distancias de 30 metros (100 pies) y este cable pesaba poco más de 25 kilogramos.

Los sistemas digitales y protocolos basados en red, permiten comunicar consolas de audio con controladores, amplificadores y equipo en una red unificada, esto significa que solo ser requiere un cable de categoría 6 (CAT6, como los que usamos para conectarnos a red) entre el escenario y la cabina de audio.

Protocolos como Dante, aseguran la conexión mediante red y con muy baja latencia (retraso entre la fuente original y la fuente amplificada), incluso sub-microsegundos, así como el auto reconocimiento de las fuentes conectadas dentro de la red.

De esta forma, cuando uno ve al artista en el escenario cantando, el movimiento de labios coincide con lo que se está escuchando; junto con un buen sistema de audio (acústica del lugar, bocinas correctas, amplificadores adecuados y una buena ingeniería) se produce una experiencia extraordinaria a más de 100 decibeles.

Hoy acompañé la escritura con un café elaborado con granos de la región de Atoyac de Álvarez, Guerrero, con notas a frambuesa, té negro; acidez alta y un sabor intenso.

Les deseo mucha suerte a los rayados para que el título se quede en el norte del país, a ustedes, que pasen un extraordinario fin de semana en compañía de la familia y amigos.

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